Nadie se puede llamar triunfador en las elecciones para el constituyen en la CDMX, ningún partido político, ningún candidato independiente, ninguna autoridad ya sea Peña Nieto o Mancera, y ningún instituto en este caso el IEDF, y nadie lo puede hacer porque el abstencionismo fue el gran triunfador, y esto lo único que demuestra es que las campañas no conectan con el ciudadano, las frases, las fotos, las promesas, los medios que utilizan están lejos de día a día de la población.
Este proceso electoral solo se puede clasificar como un fracaso de la clase política y su partidocracia, sus ganas de no entender que no entienden al elector, su soberbia a la hora de tratar al ciudadano. Un fracaso desde donde se vea, porque tan solo acudió a las urnas el 28.5% de la lista nominal, porque hubo 155,022 votos nulos (gente que fue a la urna e hizo público el reclamo a los políticos "ninguno me sirve), porque tan solo acudieron a ejercer su derecho a voto 1 millón 855 mil 413 personas, porque para sentirnos más ofendidos cada voto en la CDMX tuvo un costo de $264.09 pesos, porque a más de 3.5 millones de personas no les intereso ser participes de este ejercicio que desde un principio no tuvo ni píes ni cabeza.
Los partidos, las autoridades y demás actores deberían sentarse a reflexionar. Sus campañas no sirven, los ciudadanos estamos hartos de que ensucien nuestra ciudad con su propaganda medieval, de que llenen el espacio mediático de spots sin sentido y en un bombardeo abrumador. Porque estamos hartos de escuchar, leer y ver entrevistas donde no dicen nada, no proponen soluciones, nunca son culpables de nada, y todo pareciera indicar o indica que sin importar los colores todos están coludidos para solo sacar raja del ciudadano.
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