Es alarmante nuestra tolerancia al ecocidio, y a los
ecocidas, ya sea la tala de árboles para construir edificio tras edificio con
dudosas licencias de construcción o bien para que la publicidad exterior luzca
a su máximo, en ambos casos nuestras autoridades ni se inmutan o bien hacen caso
omiso a nuestros reclamos.
Según datos de la Coordinación de posgrado en Ingeniería
Civil de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de
México, “la tala inmoderada de selvas y bosques afecta de manera negativa la estructura
y funcionamiento de los ecosistemas, lo que produce modificaciones en el ciclo hidrológico,
incide en el calentamiento global, y consecuentemente repercute en el
incremento en la frecuencia y severidad de las sequías lluvias intensas e
inundaciones”, tal vez estos señalamientos los vemos lejanos, ya que el DF no
cuenta con selvas, pero si contamos con bosques que poco a poco se ha ido
tragando la ambición desmedida de autoridades, constructores y publicistas.
Cada día más arboles desaparecen de ciudades como Monterrey,
Guadalajara , DF y su área metropolitana, cada día en estas ciudades crecen más
edificios, se hacen vialidades que no sirven y no ayudan, crecen
espectaculares, vallas, mobiliario urbano sin sentido, y nunca se recupera un
solo árbol talado. Casos tan absurdos como la cantidad de casetas telefónicas que
sembraron en el DF y área metropolitana, donde creo yo la cobertura telefónica en
las calles está más que resuelta, pero que en el último mes ha crecido de forma
desproporcional, ¿a quién benefician estas casetas? ¿El ciudadano en realidad
necesita más casetas telefónicas? O simplemente es la ambición de unos cuantos
entre los que podemos y debemos meter a las autoridades, porque lo más extraño
es que estas casetas ya cuentan con publicidad y no tienen teléfono.
Es momento de un ¡ya basta! y sumarnos a todos a impedir que
caiga un árbol más.