En otro lado, Alejandra al parecer dio contratos a varios de sus amigos para beneficiarlos y beneficiarse desde una de las oficinas más poderosas durante el sexenio de Calderón, la Dirección de Comunicación Social de Presidencia a cargo de Alejandra, en este caso no parece ser fuego amigo, sino un ajuste de cuentas entre la administración Peña Nieto y la administración Calderón.
Pero, a pesar de que los nombres son iguales, la forma de conducirse ante las acusaciones ha sido muy diferente, por un lado Alejandra Barrales ha dado la cara, ha retado, y ayer demando, con estas acciones, Alejandra Barrales debe de tener las pruebas de que ese dinero perdido en las becas no paso por sus manos y no la beneficio.
En la otra esquina, Alejandra de la Sota hace mutis, caso omiso de las investigaciones que realiza la Secretaría de la Función Pública sobre la gestión que encabezo desde la Dirección que comandaba y que tiene muchos huecos, muchas dudas y poca transparencia.
Algo queda claro. estas mujeres de nombre Alejandra, están siendo investigadas por supuestos actos de corrupción, lo cual abre la ventana de la esperanza para que nuestros funcionarios dejen de ser corruptos, sin embargo, otras administraciones no quieren ver los casos de corrupción de sus antecesores y de su presente, tal es el caso de Mancera y la SEDUVI, Mancera no ha volteado a ver a Marcelo para nada, a sabiendas de que el negocio de la publicidad exterior fue un negocio muy RENTABLE, para muchos del equipo de Marcelo y lo sigue siendo para muchos de su equipo.
Mancera debe actuar, debe de limpiar y debe tomar medidas energizas con sus colaboradores.
Por lo pronto se deberá de probar la culpabilidad de las Alejandras o su inocencia, esto esta en mano de las autoridades de justicia, estemos atentos de los resultados y veamos que pasa con las Alejandras.
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