Elecciones y propaganda.

 Ya inicio el caos, el momento en que todas las autoridades son rebasadas por partidos políticos, candidatos y empresas de publicidad, donde queda claro que aquellos que hacen las leyes son los primeros en romperlas y violarlas, donde las autoridades voltean a ver a otro lado con tal de no hacer respetar la ley.

Los Institutos electorales federales y estatales buscan no tocar a nadie, se hacen omisos antes los actos adelantados de campaña, la propaganda que utiliza espacios ilegales, la propaganda que nadie sabe quien paga y que nadie registra como gasto de campaña, y que los candidatos y partidos políticos utilizan sabiendo que no serán jamás juzgados por esas violaciones.

Es también el momento, donde los institutos verificadores de los estados, municipios y alcaldias no quitan ningún anuncio así sea la más flagrante violación de ley, donde unos a otros se tapan, donde todos, sin importar color, partido u alianza se vuelven cómplices ante el agandalle que cada uno hace de los espacios públicos y de los espacios publicitarios.

Llego el momento de atascarnos los sentidos de frases sin sentido, fotografías cargadas de photoshop, audios de 30 segundos donde solo se escucha un sin fin de palabras donde se promete todo y más, donde encender la TV nos lleva a ver 4, 5, 6 anuncios seguidos de partidos políticos y candidatos que dicen lo mismo, prometen lo mismo, donde suena nuestro teléfono y alguien nos quiere hacer una encuesta inducida, donde cada una de las pantallas que usamos nos escupe algún anuncio de "vota por", donde en la calle nos encontramos con un sin fin de miradas cándidas, rostros dulces y frases huecas nos piden nuestro voto.

Y es ahí, en ese ataque sin piedad a nuestros sentidos, donde la autoridad: no ve, no oye y no habla.

Una historia de cada tres años, donde nadie quiere legislar, porque ninguno de ellos tiene la amabilidad de legislar por los ciudadanos, pero si tienen una gran capacidad para legislar a favor de ellos mismos, de mantener las leyes acordes a sus ambiciones, y de ignorar al ciudadano, porque para ellos el ciudadano solo vale un voto cada tres años.