martes, 7 de diciembre de 2021

A mitad del camino


 

Tres años ya de Claudia Sheinbaum al frente del gobierno de la Ciudad de México, tiempo lleno de luces y sombras, aciertos y errores, y muchas, muchas que no acaban de suceder y se han quedado tan solo en el discurso.

Tres años que se cierran con ella vestida de blanco, mirando por la ventana de su despacho al horizonte, tal vez a Palacio Nacional, tal vez dentro de esa mirada concentrada suena en su cabeza el grito de "Presidenta, Presidenta". Tres que cierran con un taco de canasta en sus manos, con la confianza de quien parecer ser el taquero de confianza de la jefa de gobierno.

Tres años donde los últimos 6 o 7 meses se han gastado en su promoción, en sus ganas de ser ella la corcholata, de demostrar ser ella la única que le puede dar continuidad al proyecto de gobierno del presidente, buscando ser la más AMLISTA de los AMLISTAS, la más Morena de los Morenos, y con esto dejando a su suerte a los habitantes de la CDMX.

Claudia Sheinbaum ha decidido dejar de gobernar la CDMX, ha decidido concentrarse en la nominación como candidata de Morena y presidenta de la República y en esa carrera que ha emprendido se ha ido mimetizando con su jefe, guía y vecino, se ha vuelto el eco de los dichos del presidente, y bien sabemos que ella no es López Obrador, que ella no tiene el carisma, ni la cercanía con la gente, que no es conocida fuera de la CDMX, y que dentro de la CDMX tampoco es alguien que arrastre multitudes. No sé, pero puede ser que esos gritos de "Presidenta, Presidenta" sean tan solo una finta para ver a la corcholata errada.

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